Popularidad
Cuando Arthur Conan Doyle creó a Sherlock Holmes, ¿se habrá imaginado la fama que tendría?
Sherlock es de los personajes más abordados en relatos “no canónicos”, más allá de los 56 relatos cortos y las 4 novelas que Arthur Conan Doyle escribió sobre el personaje, ya sea en continuaciones literarias como en otros medios (comic, videojuego, animación). Autores de la talla de Stephen King, Clive Barker o Neil Gaiman no han podido resistirse a hacer su aportación al personaje, del mismo modo que por ejemplo, Julio Verne no pudo evitar hacer una secuela de la inmortal novela de Poe, “La narración de Arthur Gordon Pym”.
Icono Popular e imagen de los detectives
Sherlock Holmes es un icono inmortal en el mundo, no solo en lo literario. Sherlock Holmes existe en todos los ámbitos de entretenimiento(juegos online, animaciones, caricaturas, historietas, juegos de mesa, incluso tiene su propio museo). La temática del arte de la deducción ha sido utilizado en varias peliculas, series y animaciones; creando personajes parecidos a nuestro detective.
Si vemos una pipa, una gorra o lupa, siempre se lo relaciona con un detective que está por resolver un misterio. Siempre que se menciona un detective o la acción de investigar un crimen, todo queda relacionado con Sherlock Holmes.
Museo de dedicación
En Londres existe un museo dedicado a recrear el apartamento que se describe en la obra de Doyle. Está ubicado en el 221 de la calle Baker Street, exactamente la misma dirección que se menciona en las famosas novelas. En él se puede visitar el estudio, la recámara, inclusive el baño en el que supuestamente pasaban sus días Sherlock Holmes y el Dr. Watson. Hay también recreaciones con maniquíes de algunas escenas de las novelas.
Sherlock y los escritores
Jorge Luis Borges
Enrique Jardiel Poncela
Stephen King
Blas Matamoro
Brittany Cavallaro
Muchos autores han dedicado líneas al célebre detective.
- Borges escribió a propósito de su admirado personaje inglés:
Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan. La muerte y la siesta son otras. También es nuestra suerte convalecer en un jardín o mirar la luna.
- Enrique Jardiel Poncela hace una parodia de Sherlock Holmes en su libro Para leer mientras sube el ascensor.
- Stephen King incluye una historia corta titulada «El caso del Doctor» en su libro Pesadillas y Alucinaciones.
- Brittany Cavallaro Crea una serie de libros sobre los antepasados de Sherlock Holmes y Watson en la actualidad. Esta serie de novelas se llama Charlotte Holmes Novel Series.
- Blas Matamoro recrea la relación entre Holmes y Watson en Los bigotes de la Gioconda.
También podemos destacar que el propio Arthur Conan Doyle menciona a otros escritores en sus propios relatos a través de una conversación entre Holmes y Watson:
—Me hace usted pensar en Edgar Allan Poe y en Dupin. Nunca me imaginé que esa clase de personas existiese sino en las novelas. Sherlock Holmes se puso en pie y encendió su pipa, haciéndome la siguiente observación:
—No me cabe duda de que usted cree hacerme una lisonja comparándome a Dupin. Pero, en mi opinión, Dupin era hombre que valía muy poco. Aquel truco suyo de romper el curso de los pensamientos de sus amigos con una observación que venía como anillo al dedo, después de un cuarto de hora de silencio, resulta en verdad muy petulante y superficial. Sin duda que poseía un algo de genio analítico; pero no era, en modo alguno, un fenómeno, según parece imaginárselo Poe.
—¿Leyó usted las obras de Gaboriau? —le pregunté—. ¿Está Lecoq a la altura de la idea que usted tiene formada del detective?Sherlock Holmes oliscó burlonamente, y dijo con acento irritado:
—Lecoq era un chapucero indecoroso que sólo tenía una cualidad recomendable: su energía. El tal libro me ocasionó una verdadera enfermedad. Se trataba del problema de cómo identificar a un preso desconocido. Yo habría sido capaz de conseguirlo en veinticuatro horas. A Lecoq le llevó cosa de seis meses. Podría servir de texto para enseñar a los detectives qué es lo que no deben hacer.
Se ha sugerido que fue la forma de Doyle de dar tributo a los personajes de los escritores que le habían influido, mientras insistía en que su obra era una mejora de los mismos.